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Desde
1947 en que se introduce en la historia moderna la idea de los
Ovnis, las diferentes investigaciones han arrojado
alternativas a su origen, desde naves de potencias
militarmente desarrolladas hasta viajeros de mundos paralelos.
Aquí intentaremos resumir muy brevemente las teorías más
sostenidas por los investigadores del fenómeno.
Bases Secretas En La Tierra
Los
pilotos de los ovnis podrían ser criaturas que comparten la
tierra con nosotros. Desconocidas para la mayoría de los
mortales y ignoradas por la ciencia oficial, estos
«ultraterrestres» son indígenas de nuestro propio planeta y la
causa directa no sólo de la aparición de los ovnis sino de
toda suerte de fenómenos psíquicos, paranormales y hasta
religiosos. Esta idea, sustentada -entre otros- por el Doctor
Jacques Vallée, se apoya en la abundancia de tradiciones
orales y escritas sobre estas criaturas que aparecieron en
muchísimas civilizaciones anteriores.
Entre las muchas
razas que nos visitan, algunas de ellas podrían ser los
habitantes de continentes perdidos (Atlántida, Lemuria o Mu) que antes de que éstos fuesen
sepultados por el océano buscaron refugio en algún lugar
seguro y recóndito de la tierra, en un recinto de naturaleza
material o «etérica» conservando todas sus prerrogativas
tecnológicas, entre ellas los dispositivos de avanzado diseño
para vencer el espacio.
Sea que provengan de otros
planetas y/o planos o de la propia Tierra, de manera
transitoria o permanente pueden utilizar recintos
especialmente acondicionados como bases de operaciones. Se ha
especulado mucho sobre la posibilidad de que existan bases
alienígenas secretas en áreas remotas como la Antártida,
Groenlandia, la selva amazónica, las montañas del Tíbet, y
muchos otros lugares deshabitados o
semiexplorados.
Teorías De La
Tierra Hueca
Según
Raymond Bernard, no todos los ovnis serían extraterrestres:
algunos provienen del interior del globo terráqueo que es
parcialmente hueco y posee sendas aperturas en los
polos.
Se
dice que el Almirante Byrd, explorador del Polo Norte, penetró
en esta región desconocida, encontrando una tierra de clima
templado con montañas, bosques, ríos, lagos, vegetación y vida
animal.
Para Brinsley le Poer Trench, miembro de la
Cámara de los Lores británica, este mundo subterráneo habría
sido construido por los habitantes de la Atlántida, para protegerse de catástrofes oceánicas y sísmicas.
Las dos entradas localizadas en los polos (que habrían sido
incluso fotografiadas por los satélites americanos) son las
que dan acceso al mundo exterior. Allí se alojan desde hace
más de once mil años los «barcos del espacio» que nos visitan
en la actualidad. Robert E. Dickhoff y Michael Barton X,
también son partidarios de la hipótesis de un mundo
subterráneo. Los platillos volantes -según ellos- son oriundos
de una gran «conurbación» integrada por siete metrópolis
subterráneas, comunicadas entre sí por unos conductos huecos y
con aperturas que afloran en el Tíbet, Siberia, América del
Norte, Sudamérica y ciertas remotas cumbres montañosas. Fueron
construídas por los extraterrestres que en su día habían
acudido a colonizar la tierra y que se establecieron en ellas
con el fin de escapar a la radioactividad que siguió a un
conflicto atómico entre Atlántida
y Lemuria. Sus naves interplanetarias entran y salen por las
mencionadas aberturas superficiales y su propulsión se basa en
las corrientes magnéticas planetarias. Sus tripulantes
supervisan desde hace muchos siglos el destino de la
humanidad.
Fenómenos
Metaterrestres Tridimensionales
Merece
la pena considerar la eventualidad de que los hombres del
espacio hayan fundado una civilización que se extienda por
todo el universo, sin vinculación particular a planetas
específicos, residiendo a perpetuidad en grandes naves súper
acondicionadas que vagabundean por el espacio libre. En esta
concepción de los «Refugios Interestelares», navíos espaciales
de considerable volumen podrían albergar a comunidades enteras
durante varias generaciones.
Estas naves viajarían de
continuo y en diferentes direcciones, con ánimo de satisfacer
una curiosidad intelectual y científica, buscando nuevos
mundos para habitar. También Galíndez, Peter Sharp y Borret
postulan que los platillos volantes serían sondas de
comunicación entre la superficie terrestre y sus voluminosas
naves nodrizas.
Bases En Otros
Planetas Y Satélites
Todos
los planetas y satélites del sistema solar han sido, antes o
después, considerados bases de procedencia o tránsito de los
platillos volantes. La posibilidad de que «ellos» sean de
origen intergaláctico pero que hayan organizado «apeaderos» en
cuerpos deshabitados de nuestro sistema solar, ha sido
formulada nuevamente por Coral Elorenzen.
Los Fenómenos
Transitorios Lunares (T.L.P.) son modificaciones
circunstanciales y de corta duración observados por astrónomos
profesionales o aficionados, por astronautas o simplemente
registrados en fotografías del cercano satélite. Consisten en
transformaciones aparentes y fugaces de la estructura del
suelo lunar acompañadas a veces por otros fenómenos: brillos y
fosforescencias de variadas tonalidades, nieblas, vapores que
dificultan la visión óptica, luces móviles, desaparición y
reaparición de pequeños cráteres, súbita visión de un nuevo
cráter no apreciado anteriormente, figuras geométricas,
estructuras con apariencia artificial, bandas longitudinales
claramente diferenciadas del terreno circundante, pequeños
promontorios o «cúpulas», etcétera.
Particularmente en
Platón -un circo de fondo plano con 96 kilómetros de diámetro-
se registraron abundantes y llamativos cambios en las cuatro
últimas décadas del siglo pasado, reportadas con todo detalle
por los miembros de la Royal Astronomical Society de
Londres.
Considerando la gran masa de T.L.P. acaecidos
durante varios siglos, unidos a determinadas observaciones de
notable extrañeza, surge inevitablemente la sospecha de si
algunas de estas ocurrencias no tendrían un origen
artificial.
Hipótesis
Extraterrestre
Esta
es sin duda la más popular de las justificaciones a la
incansable presencia de los ovnis en nuestra atmósfera.
También es la que más adeptos ha conseguido en la comunidad
científica y entre el cuerpo de ufólogos «profesionales».
Presupone que estamos ante navíos no terráqueos, construidos
por seres inteligentes comparables al Homo Sapiens, aunque tal
vez mucho más avanzados en ingeniería, mecánica y psicología
que nosotros.
Residen en planetas y satélites de
naturaleza asimilable a la de la Tierra.
Tanto
«ellos» como sus «mansiones y moradas» estarían compuestos de
materia ordinaria perceptible a los sentidos humanos; es
decir, su estructura atómica y molecular sería sólida, física
y estrictamente tridimensional.
Para llegar hasta el
sistema solar desde remotas regiones del universo, habrían
tenido que cruzar vastos abismos siderales y para vencer tan
inmensas distancias necesariamente habrán desarrollado
dispositivos de desplazamiento espacial de gran eficiencia
técnica. Es de suponer que hayan superado, de forma que no
podamos ni imaginar, el callejón sin salida de la inviabilidad
de velocidades superiores a la de la luz, postulado básico,
como se sabe, de la teoría de la relatividad de Albert
Einstein.
Hipótesis
marciana: Los platillos se
acercan desde el vecino planeta de la guerra. Por razones de
economía universal -dicen Antonio Ribera, Manuel Pedrajo y
L.Taylor Hanson- las oleadas de ovnis debieran registrarse en
las fechas de las oposiciones de Marte, en ciclos de
veintiseis meses, cuando el astro rojo se encuentra a una
distancia mínima. Pero la experiencia a lo largo de los
últimos cuarenta años no parece corroborar el supuesto de la
invasión bienal de discos voladores.
Alternativa
venusina: Son varios los que
señalan que podrían provenir de Venus, entre otros el
astrónomo Eloy Ortega. En los días próximos a la conjunción de
este planeta con la Tierra y el Sol, los platillos volantes
reaparecen sobre los cielos de casi todos los continentes.
Cinturón de
asteroides: Por lo que afirman
esta aglomeración de trozos de roca entre Marte y Júpiter es
el residuo de la explosión del planeta «Maldek», que resultó
destruido como resultado final de una contienda con armas de
gran poder destructivo. Este conflicto se produjo después de
atravesar un período de decadencia y negatividad
generalizadas, parecido al que sufre ahora la Tierra. Una
porción de los habitantes de Maldek, previendo el fin
catastrófico de su planeta, emigró en sofisticados vehículos
aeroespaciales y se estableció entre nosotros.
Los tres
Planetas: Los ovnis nos
abordan desde Ganímedes, satélite de Júpiter, que, según los
astrofísicos, denota unas aparentes condiciones de
habitabilidad comparables a las terrestres. Muchísimos seguran
que nuestro sistema no cuenta con nueve sino con doce
planetas. Algunos ovnis comparecen en nuestros cielo desde el
trío planetario que está aún por descubrir, y tal vez sea
debido a que no se trata de astros compactos ordinarios, sino
de planetas «etéricos», submateriales, invisibles al ojo
humano.
Otros sistemas
estelares:
Un gran numero de gente opinan que los platillos volantes
vienen desde Alfa Centauri y Próxima del Centauro. Duncan
Lunan, científico escocés, supone que son sondas espaciales
lanzadas hace trece mil años por los pobladores de un astro
moribundo, en la región de Epsilon Bootis. La secuestrada
Betty Hill, que fue trasladada a un ovni en 1961, cree que
provienen de Zeta Retículi. Robert K.G.Temple asegura que su
origen es un planeta perteneciente al sistema estelar binario
de Sirio, cuyos pobladores los Nommos arribaron hace más de
cinco mil años a lo que hoy es Libia Allí -según ellos se
mezclaron con los Dogon
(tribu que perdura en Mali, al sur del Sahara), fundando una
notable civilización que influyó profundamente en el
nacimiento y desarrollo de las culturas sumeria y egipcia.
Mundos
Interpenetrados
Según
Otto Binder, los ovnis y otros fenómenos conexos pueden
originarse en un mundo cuyo grado de vibración esté a una
octava por encima del nuestro, implicando el concepto de
«mundos dentro de otros mundos», interpenetrándose mutuamente.
Los habitantes de cada uno de estos recintos vibratorios en
particular sólo ven, oyen y tocan el sistema limitado de
realidad que les ofrecen sus propios órganos sensoriales,
capacitados para operar exclusivamente en un tramo muy
definido del espectro total de la energía vibratoria. Así
tendríamos mundos enteros invisibles al alcance de la mano,
estratificados en «capas» o esferas interpenetradas; como si
las bandas del interior de una cebolla se solapasen a
interpenetrasen unas con otras y, no obstante, se mantuviese
una abismal separación vibratoria entre todas ellas.
J.B.Hasted, físico y parapsicólogo, sostiene que «hay un
número infinito de «mundos que coexisten a su vez en el seno
de un número infinito de dimensiones, pero no interaccionan
directamente entre sí porque son mutuamente «ortogonales». No
obstante, si la conciencia humana fuese capaz de recibir
impresiones sensibles de uno de esos recintos diferenciados,
quedaría así explicada una gran variedad de fenómenos, tanto
ufológicos como paranormales. A efectos prácticos la realidad
no es algo absoluto, sino condicional y relativo. Para una
mente concreta en particular, su «realidad objetiva» estará en
función de en qué dirección, hacia qué «área» específica
focalice su atención.
Teoría De Las
Realidades Alternativas
Formulada hacia el año 1966 por Allen Greenfield,
plantea que la realidad no es algo fijo y estático, o al menos
no lo es en nuestro presente estado de comprensión. Por lo
tanto cabe que resultemos atrapados en alguna suerte de
determinado estado de realidad, por medio de viajes o
transmisiones en una cierta interrealidad. El universo en el
que residimos sería sólo una porción de la totalidad de lo
real.
A través de la historia, los habitantes de otras
realidades alternativas han estado en contacto con la
humanidad, por lo general con ánimo amistoso y en menor grado
con propósitos hostiles, en orden a dominar a la población con
manipulaciones encubiertas.
En la concepción
einsteniana cabe concebir «atajos» espaciales por la
producción de curvaturas locales (como los agujeros de
gusano). Cuanto mayor es la cantidad de materia, mayor es
también la curvatura del espacio en ese punto. Si la masa de
un entorno fuese suficientemente grande y se hubiese llegado a
un determinado radio de enrrollamiento, la curvatura
circundante se cerraría sobre sí misma. Su contenido quedaría
entonces aislado del resto del complejo espacio-temporal. Tal
efecto se traduciría en una sorprendente desaparición de
objetos materiales. Un cuerpo espacial que estuviese animado
de una velocidad próxima a la de la luz adquiriría -según la
teoría de la relatividad- masa necesaria para cerrar sobre sí
mismo su propio campo gravitatorio. Pasaría de esta manera a
otro plano diferente al del universo observable. Fuera de
éste, la materia no estaría sometida a las mismas leyes
físicas que rigen normalmente en su interior, pudiendo
desaparecer y reaparecer en otros puntos del espacio, en
escasísimo tiempo. Esta teoría ha sido propuesta por
Schwarzschield.
Similares especulaciones hace Luis
Schöenherr. Según este investigador los viajeros proceden
realmente del espacio exterior, pero durante sus
desplazamientos utilizan la cuarta dimensión para vencer las
grandes distancias intersiderales. Es decir, son
tridimensionales y se originan en nuestro mismo continuo de
espacio-tiempo, pero para viajar fuera de él se valen
transitoriamente de artilugios de la tecnología
tetradimensional. Para evitar «cruzar» extensiones
longitudinales, producirían con su avanzada técnica unas
curvaturas locales en el espacio que ha de ser vencido; una
vez conseguido ésto, ellos simplemente empezarían a surgir
ante nuestra vista.
Otros Sistemas De
Realidad
Los
ovnis vienen de un universo de cuatro dimensiones, opina Raoul
Foin; sus frecuentes desapariciones instantáneas se
explicarían por la súbita transferencia al futuro, donde no
les podemos percibir. Así pues, no surgen del espacio sino del
tiempo. Podrían ser practicantes de la regresión temporal, que
se complacen en examinarnos como a sus ancestros.
Otto
Binder sugiere que serían seres de una diferente «zona del
tiempo» y por ello sin existencia real, sólida y tangible en
nuestro tiempo. Más bien se trataría de meras proyecciones a
través de la barrera temporal.
Para
John A.Keel, John R.Young y el Doctor Stannard, es posible que
nos estemos topando con seres inteligentes de un «universo
negativo» integrado por antimateria, que coexiste con el
nuestro o lo interpenetra sin que seamos conscientes de ello.
Aquello podría explicar el por qué tanto de los platillos
volantes, del poltergeist, de las extrañas materias que caen
inexplicablemente del cielo, etcétera.
Otra de las
hipótesis postula que los ovnis no se originan en el
convencional espacio exterior, sino que pertenecen al «espacio
interior» del hombre. Para Matt Graeber, lo que hoy llamamos
ovnis se denominó en otros momentos de la historia: visiones,
dioses, santos y ángeles.